El mapacho – tabaco natural local único del Amazonas – es una de las minorías de las 100,000 especies de plantas estimadas de la región que, en términos occidentales, ha sido clasificada: su nombre en latín es nicotiana rustica. Contiene hasta un 18% de nicotina y nada de alquitrán. Nicotiana tobacum, una variedad que se usa en la producción de todos los cigarrillos comerciales, contiene solo 1% de nicotina y alrededor de 30% de alquitrán.
La acción fisiológica de la nicotina es bien conocida y se produce en el cerebro, donde se forman los receptores nicotínicos, lo que explica su naturaleza adictiva. Todas las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar se han atribuido a la acción de los alquitranes cancerígenos, o la gran cantidad de aditivos químicos utilizados en producción de cigarrillos occidentales. Pero no hay evidencia de que la nicotina sea perjudicial en sí misma y los chamanes insisten en sus propiedades terapéuticas y espirituales. Ingerido en grandes cantidades, el mapacho induce un estado de trance profundo – algo que no es posible con el tabaco occidental, por su contenido relativamente bajo de nicotina.

Los chamanes amazónicos pueden especializarse en el tratamiento de pacientes con Ayahuasca, con San Pedro (huachuma), con toé, o con una combinación de medicinas de plantas sagradas, pero en todos los casos, el uso de mapacho se considera esencial. Mientras que los tabaqueros, o los chamanes que utilizan exclusivamente las propiedades curativas del mapacho, son altamente respetados.
EL RITUAL DEL HUMO
El humo juega un papel sumamente importante en el mundo del chamanismo y es considerado una medicina en sí misma. Los Shipibo han usado el humo terapéuticamente desde los tiempos más antiguos para tratar diferentes tipos de enfermedades, o males. Se puede utilizar el humo de mapacho; el de las hojas secas de achiote (o annatto), pequeño árbol indígena con hojas rojas aromáticas; el humo de comején (termita amazónica) que se obtiene al quemar sus nidos; el de hojas secas de palmeras usadas tradicionalmente para construir los techos de las casas; el humo del algodón o cuernos de vaca quemados, el de palo santo o del árbol de copal (también conocido como el ‘árbol de la langosta’) – entre otros materiales, dependiendo de las necesidades espirituales de los participantes en cada ceremonia.

Según la tradición Shipibo, el humo de mapacho es importante tanto para el chamán como para el participante. En primer lugar, se sopla el humo de mapacho a lo largo y alrededor del espacio donde se llevará a cabo la ceremonia para alejar a los malos espíritus. El chamán luego soplará humo de mapacho sobre la cabeza, las manos y el cuerpo entero de cada participante, lo que ayudará a limpiar la energía negativa de su sistema. Finalmente, es recomendable que cada participante haga lo mismo, soplando el humo de mapacho sobre su propio cuerpo y alrededor suyo, utilizando un cigarrillo de mapacho especialmente “icarado” o bendecido por el chamán.
Los rituales de humo se practican para la purificación espiritual y para ayudar en la extracción de energías negativas, ya sea internas (quizás causadas por la repetición de patrones de pensamientos negativos), o externas (posiblemente absorbidas por un rival, o incluso por un compañero o pareja). Además de mantener alejados a los malos espíritus, este procedimiento atrae positivamente a los buenos espíritus, a quienes, según insisten los chamanes, les apasiona el perfume de su humo.
El chamán también utiliza el humo de mapacho para visualizar e interpretar los mensajes de la Madre del Tabaco, estudiando los diferentes patrones o símbolos que se forman en el humo que exhala con intención específica. Esta es una forma más en la que el chamán recibe información de los espíritus, generalmente en relación con el diagnóstico de sus pacientes. Estos rituales complementan cualquier tratamiento con las principales plantas maestras como la Ayahuasca y el San Pedro.
En la antigüedad, los Merayas utilizaban estos diversos tipos de humo de manera ritual para purificar el cuerpo, la mente y el espíritu de sus pacientes o dieteros. Tales rituales también fueron utilizados por los Merayas para purificar sus propios espíritus a fin de poder viajar a través del espacio cósmico u otras dimensiones o, también, para hacerse invisibles.
EL RITUAL DEL RAPÉ
El rapé (repocati raopoto, su nombre en Shipibo) es una de las tantas medicinas ancestrales creadas por los nativos del Amazonas. Si bien la base principal es el mapacho, en su composición hay una gran variedad de plantas cuidadosamente seleccionadas según la función principal que se le quiere dar a la medicina, como podría ser protección, apertura de canales, desbloqueos, apertura de corazón, activación de energías, conexión, etc. Además de dichas funciones, cabe destacar que cada tribu tiene sus propias recetas (que a menudo permanecen secretas) y pueden destacar una u otra propiedad de esta medicina.
Al igual que con la Ayahuasca, la preparación del rapé es un ritual sagrado en el cual el chamán protege el espacio trabajando con ayuda de los espíritus para fortalecer las propiedades curativas de la medicina. La conexión con los espíritus de las plantas es aún más importante que sus principios activos, por tanto esta medicina no debería ser elaborada por personas inexpertas, aún sabiendo la receta.
En la tradición Shipibo, esta medicina fue preparada por los Merayas, quienes cuidaban sus recetas celosamente y al morir éstos, se llevaron muchos de sus secretos. Es por este motivo que hoy día, muchas personas Shipibo no asocian al rapé con su cultura. Sin embargo, gracias al legado escrito del abuelo del Maestro Heberto (Yosi Ocha), en el Instituto Peruano de Chamanismo y Medicina Natural, preparamos la medicina del rapé según la auténtica tradición de los Maestros Merayas.
La medicina del rapé puede ser aplicada por el chamán, en ceremonias o rituales, y también se la puede aplicar uno mismo. La importancia de recibir la medicina del aliento del chamán reside en la intención que éste le pone. El Maestro Heberto aplica el rapé a cada paciente teniendo en cuenta su situación y necesidades, según la evaluación que ha realizado previamente. Además, en las ceremonias, las dosis son habitualmente más altas y pueden ayudar aquellos pacientes que les cuesta mucho soltar el control y no pueden vomitar.
El rapé se sopla en cada fosa nasal con una pipa especial hecha de madera o heso de animal. La persona que lo recibe, debe tomar un par de respiraciones profundas para relajarse y luego contener la respiración, dejando la boca ligeramente abierta de manera que el aire que entra pueda fluir suavemente. Es importante abrir su corazón y permitir que suceda el proceso de curación. Para un usuario inexperto, el primer soplo puede ser muy abrumador y difícil de sostener (puede causar tos, estornudos, sudor, lágrimas y a veces incluso vómitos), pero uno debe concentrarse para poder recibir el segundo soplo lo más rápido posible, y así equilibrar el energía del cuerpo y de ambos hemisferios cerebrales.
A nivel físico, es sabido que el tabaco es un excelente bactericida, por lo que una aplicación de rapé ayuda a limpiar las fosas nasales, aliviar alergias y dolores de cabeza. Además, ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y mejora el funcionamiento de la glándula pineal. Si el cuerpo del paciente está demasiado cargado de toxinas, el rapé puede causar vómitos y una limpieza profunda.
A nivel sutil, el rapé limpia y equilibra los canales energéticos, realizando, especialmente, un equilibrio de las energías masculinas y femeninas permitiendo que trabajen en armonía ambos hemisferios cerebrales. También induce rápidamente a un estado meditativo aportando enfoque, claridad y silencio mental y llevándonos a conectar con el momento presente. Su impacto en el sexto chakra, o tercer ojo, aumenta la intuición y nos prepara para trabajar con medicinas visionarias. En rituales o ceremonias, el rapé trabaja a nivel transpersonal fortaleciendo el círculo y equilibrando las energías de todos los participantes llevando a todo el grupo a una misma vibración.[/expand]
EL RITUAL DEL LÍQUIDO DE TABACO
El ritual de inhalar líquido de tabaco, “repocati rao”, se ha transmitido de generación en generación en la cultura Shipibo. Esta medicina se prepara dejando macerar una cantidad de mapacho en agua hasta generar un tinte denso y oscuro. Durante ese proceso, el agua absorbe todas las propiedades del tabaco, especialmente la concentración de nicotina que es muy hidrosoluble.

En aquellos tiempos, este ritual se realizaba en cada familia, siendo utilizado muy especialmente en niños. Eran principalmente la abuelas las encargadas de curar a los nietos y lo hacían con esta medicina, y también con huito, ajosacha y mucura. Las abuelas normalmente realizaban este ritual en horas de la mañana con los niños, quienes luego debían bañarse en el río y beber su agua durante la inmersión. De esa manera, se aseguraban de que los jóvenes pudiesen crecer fuertes y saludables, activos y trabajadores, y que desarrollasen la inteligencia y la concentración. Asimismo, el tabaco líquido se usaba para curar enfermedades como sinusitis, combatir el insomnio y aliviar la ronquera. También se recomendaba que fuera utilizado por las mujeres para mejorar su capacidad de visualizar los típicos patrones de “kené”, el tradicional diseño Shipibo.
Los chamanes lo utilizan en sus sanaciones para combatir la depresión, el estrés y diferentes afecciones emocionales como la rabia acumulada, el miedo y el temperamento fuerte. El líquido de tabaco inhalado actúa en el pecho ayudando a expectorar flemas que son producto de la tristeza y los traumas acumulados. Esta medicina también abre la mente y la intuición y, por ello, es una excelente compañera de la medicina de la Ayahuasca.
Principalmente por este motivo, el Maestro Heberto utiliza este ritual como un complemento a sus trabajos de sanación previos a las ceremonias de Ayahuasca. El líquido de tabaco es aplicado en la nariz del paciente a través de un gotero. Los primeras sensaciones pueden ser bastante incómodas: uno puede experimentar un mareo o tener hipo, lo cual es buena señal de que la medicina ha comenzado a actuar. A medida que se van removiendo y eliminando las capas de bloqueos energéticos, el paciente nota una apertura mental y el despertar de una energía de fuerza y empoderamiento.
Durante el ritual se realizan varias aplicaciones. Las primeras tres son necesarias, ya que se corresponden con las tres puertas de los tres canales: el amor, la medicina y la protección. Luego se continúa, siendo el paciente quien siente hasta dónde necesita avanzar. Al finalizar la toma de medicina, tal y como nos enseñaron las abuelitas, es recomendado conectarse con el espíritu del agua bañándonos en el río, o tomando una ducha. Luego de este ritual, es importante tomar abundante agua para eliminar todas las toxinas que se han removido y el mal que ha conseguido arrancar el tabaco.